Archivo Histórico Diocesano de León, Nicaragua

 

Mauricio Meléndez Obando

 

El caso de los archivos históricos nicaragüenses amerita especial mención por las vicisitudes que han enfrentado.

Hasta ahora los mormones están empezando a microfilmar algunos de ellos, por lo que esperemos que en un futuro no muy lejano quizá se pueda acceder a ellos en Internet.

Y pese a que la gran mayoría de archivos parroquiales nicaragüenses coloniales están perdidos, principalmente a consecuencia de la guerra interna que culminó con la caída de Anastasio Somoza en 1979, queda un depósito documental importante para la investigación genealógica, el Archivo Histórico Diocesano de León, hoy abierto al público.

Este archivo es, sin lugar a dudas, el principal acervo documental de la colonia que se conservó en Nicaragua; sin embargo, su volumen posiblemente represente un pequeñísimo porcentaje de toda la documentación que debieron haber producido las autoridades eclesiásticas y civiles en este periodo (1523-1821) y aun posteriores.

 

Frente al costado sur de la Catedral de León, está el Colegio San Ramón Nonato (primer plano), y en sus instalaciones también está el Archivo Histórico Diocesano de León, que custodia la documentación más antigua que se conservó en suelo nicaragüense. (Foto: Mauricio Meléndez).

 

Se debe recordar que durante la colonia, León fue la capital provincial y que esta y Granada eran los principales centros de poder español al sur de la Capitanía General de Guatemala; su influencia se hacía sentir incluso en Costa Rica.

Gracias a monseñor Marcelino Areas (q.d.D.g.), quien escondió esta importante documentación en una hacienda durante la revolución sandinista, podemos hoy consultar gran parte de ella. Lamentablemente, no fue la misma suerte que corrió la información colonial que había subsistido en Masaya, Juigalpa, Acoyapa y Rivas, entre muchos otros sitios, donde por descuido, conflictos bélicos o desastres naturales fue destruida irremediablemente.

 

Funcionarias del Archivo Histórico Diocesano de León, a la izquierda su directora por casi dos décadas, Licda. Silvia Morales Munguía. (Foto: Mauricio Meléndez).

 

O como el trágico caso de Granada, incendiada por el filibustero William Walker en 1856. No se sabe cuánta información subsiste en el Archivo del Obispado de Granada, al que no hay acceso para investigadores. En Granada, la iglesia de La Merced custodia información que data de 1844 en adelante –al menos eso pudimos comprobar en una de nuestras visitas en la década de 1990– y el Archivo Municipal de esa misma ciudad conserva información a partir de 1856.

 

Principales fondos

 

Me interesa destacar algunas secciones de los Fondos Curial Episcopal y Especial del archivo leonés; particularmente las secciones de Curia de Gobierno y Curia de Justicia, del primer fondo, y la Colección Municipal, del segundo.

Pese a que la documentación representa apenas una ínfima parte de la que debió haber existido en él, su valor es incalculable para la reconstrucción genealógica nicaragüense, sobre todo porque la serie de expedientes matrimoniales incluye información de vecinos de prácticamente todo el país pues León era la cabecera eclesiástica en tiempos de la colonia; estaba por encima de Granada. Esta información comienza en 1783 y llega hasta nuestros días.

En el caso de la Curia de Gobierno y Administrativa, que está dividida en 19 series, me interesa resaltar dos de ellas: Órdenes y Matrimonios. En la primera, que comienza en 1711, se pueden hallar costarricenses, nicaragüenses y hondureños que estudiaron en el Colegio de San Ramón, de León, donde se graduaron. La segunda se trata de los expedientes matrimoniales desde 1782 (todos los anteriores no existen hoy; es decir se perdieron más de 250 años de información), se incluyen algunos de Costa Rica hasta 1850 (cuando se crea el Obispado de este país; recuérdese que antes de ese año Costa Rica formaba parte del Obispado de Nicaragua y Costa Rica, cuya sede quedaba en León).

Muchos expedientes incluyen solicitudes de dispensa de consanguinidad (sobre todo para nicaragüenses), lo que convierte esta sección en un “suculento platillo” para los genealogistas.

 

Aunque las instalaciones del Archivo de León no son las óptimas, ni para los documentos, ni para los funcionarios, ni para los investigadores, estos últimos pueden consultar la información en la salita de consulta. (Foto: Mauricio Meléndez).

 

La Curia de Justicia incluye cuatro series, de las que quiero destacar tres: Juzgado de capellanías, testamentos y obras pías, Juzgado de Matrimonio y Juzgado eclesiástico. El primero, referido a la importante figura de las capellanías, comienza en 1684 y contiene información fundamental sobre esta institución en Nicaragua y sobre las familias de la elite nicaragüense (rara vez la costarricense); por eso, para los genealogistas, es de consulta obligatoria. El Juzgado de matrimonios se refiere a las solicitudes de divorcio interpuestas por las mujeres contra sus maridos, empieza en 1800 y casi todos se refieren a Nicaragua. Finalmente, la serie de Juzgado eclesiástico es complementario del Juzgado de Capellanías y comienza en 1696.

De la Colección municipal, en el Fondo especial, quiero destacar las secciones Judicial y Notarial: en la primera se incluyen las series Mortual y Criminal, y en la segunda, los Protocolos. Desconozco por qué esta documentación producida por las autoridades civiles llegó a este archivo eclesiástico, en el cual debía hallarse documentación producida exclusivamente por la Iglesia Católica.

Las mortuales empiezan en 1674 (es decir se perdieron más de 150 años) e incluye decenas de cajas cuya información permite reconstruir muchas familias nicaragüenses (principalmente leonesas) y en algunos casos seguir su rastro por casi dos siglos. La serie Criminal comienza en 1744 y como su nombre lo indica se refiere a los juicios criminales de la jurisdicción de León (robos, asesinatos, etc.).

Finalmente, me referiré a los Protocolos (muy pocos por cierto), de la sección Notarial; los más antiguos son de El Realejo y datan de 1667. Los de León comienzan en 1683. Aunque son apenas una muestra, se puede hallar abundante información genealógica, económica, sociológica y lingüística.

La serie civil que custodia este archivo es complementada por la documentación que conserva la Biblioteca de la Universidad Nacional de Nicaragua en León, que pertenecía a la Colección municipal y que incluye mortuales, juicios criminales y protocolos.

En cuanto a la información sacramental del Archivo Diocesano de León, sabemos que a principios de siglo se conservaban aún libros de fines del siglo XVIII; sin embargo, actualmente las series sacramentales comienzan a principios del XIX y en algunos casos se trata de copias que se hicieron a fines del siglo pasado de los libros que estaban ya en muy mal estado, los cuales, posiblemente, fueron destruidos.

En cuanto al Archivo Nacional de Nicaragua, pese a que conserva información antigua, la cantidad de documentos no es significativa.

 

La Catedral de León, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 2011, es la más grande de América Central y la tercera de toda Latinoamérica. (Foto: Mauricio Meléndez).

 

 

La Catedral de León fue construida en el siglo XVIII por iniciativa del obispo Juan Carlos Vílchez y Cabrera, nacido en Nicaragua. (Foto: Mauricio Meléndez).