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¿Cómo cultivar un árbol genealógico?

 

Mauricio Meléndez Obando

Casi todo ser humano se cuestiona en algún momento de su vida acerca de sus orígenes familiares, sin embargo, no toda persona da el siguiente paso para resolver esa pregunta.

Para esas personas inquietas y curiosas, damos algunas claves de cómo empezar una genealogía.

El primer aspecto fundamental es que la investigación genealógica requiere rigurosidad en la consulta de las fuentes empleadas, anotando siempre la procedencia de la información (sea fuente oral –tradición– o documental).

Antiguamente, en la elaboración de muchas genealogías no se aplicaba un riguroso método de investigación, salvo algunas excepciones, razón por la cual muchas de ellas establecían filiaciones inexactas o equívocas; otras se nutrían incluso de leyendas que hacían pasar como acontecimientos verídicos o repetían los errores de investigaciones anteriores sin la más mínima revisión crítica, por lo que tales trabajos deben tomarse con reservas.

Todo trabajo escrito previamente (fuente secundaria), deberá pasar el filtro del análisis de las fuentes empleadas. Toda investigación que no cite expresamente las fuentes en que se basa, se considerará a prueba hasta confirmar su solvencia documental.

 

 

Se debe partir de los vivos

 

Para la elaboración de una investigación genealógica ascendente en el que la persona de estudio está viva, se debe partir entonces de los vivos, es decir, de los padres, abuelos o personas mayores de la familia, a quienes se les debe preguntar los nombres y apellidos de sus progenitores y abuelos, fechas aproximadas de nacimiento, matrimonio y muerte y cualquier detalle que se considere importante para la investigación (ocupación, lugar de residencia, etc.), para posteriormente acudir a las ricas fuentes documentales de los distintos archivos eclesiásticos y civiles.

Por ejemplo, si se está elaborando una genealogía descendente, se deberá consultar a los entrevistados por los hijos de las parejas para seguir el rastro de toda la progenie de la persona o pareja que se investiga (el tronco principal). Muchas veces, en el transcurso de una pesquisa genealógica ascendente, el investigador termina por interesarse también por los descendientes, lo cual amplía –generalmente– los alcances de la genealogía.

No podemos soslayar la importancia de la tradición oral en las investigaciones genealógicas iniciales, pero dicha información debe interpretarse con cautela, pues lo que llega como historia familiar, normalmente, es verdad a medias. Y conforme más lejos en el tiempo se hallen los hechos reseñados, más imprecisiones pueden contener.

No obstante, toda esta información inicial es valiosísima y debemos anotarla con lujo de detalles, siempre dejando constancia expresa de la procedencia.

En casi todas las familias costarricenses, por ejemplo, se cuentan historias sobre el origen remoto de nuestros antepasados, pero estas deben ser confrontadas a las versiones que han quedado consignadas en la documentación existente.

Asimismo, casi todos los centroamericanos llegamos a las misma raíces primarias (a los indios y “conquistadores y primeros pobladores” de cada uno de nuestros países, a la cual se añade la llamada tercera raíz: la africana), porque el germen de nuestra sociedad actual estuvo conformado por unas pocas familias –muchas veces mestizas– que se fueron uniendo a otras llegadas del resto de América, España, otro países europeos, África y más recientemente Asia.

En la etapa de entrevista a los familiares de mayor edad o aquellos que custodian la historia familiar (casi siempre hay alguien que conserva la historia de la familia y no necesariamente es el mayor de todos), se debe combinar con la consulta de las fuentes documentales familiares –cuando las hay–, como pueden ser recordatorios, invitaciones a bodas, fotografías, recortes de periódicos, apuntes hechos a mano, esquelas, etc.


Los recordatorios pueden ser, en algunos casos, una buena fuente de información, como este que incluía la filiación de la fallecida, la fecha de nacimiento, la fecha del matrimonio, el nombre del esposo y la fecha de muerte. Además, se puede observar que el apellido Howell había sido españolizado, aunque años después, sus descendientes volvieron a la forma inglesa original.


Era costumbre que las parroquia que enviaba a asentar la partida de nacimiento al Registro Civil emitiera una copia de esa inscripción para que luego se utilizara en otros trámites oficiales (como matrimonio). Esta es de 1928 y la guardaba la madre de Dora Obando, Ángela Vega Quirós, abuela materna de Mauricio Meléndez.


Las esquelas que se publican en los periódicos también
pueden contener información genealógica vital. A veces
se incluye el nombre de todos los miembros de una
familia. En este caso, incluye nombre de la madre del difunto,
de los suegros, su esposa, sus hijos, sus hermanos y cuñados.



Recortes de periódicos referidos a parientes también
pueden ser una buena fuente para biografías, como este
aparecido en 1982, en La Nación.

 

El asunto geográfico

 

Cuando se empieza a elaborar una genealogía, se deben tomar muy en cuenta los aspectos geográficos, por lo que el investigador tendrá que averiguar la distribución geográfica actual y la división administrativa antigua y moderna (si es que ha habido cambios).

De tal manera que con mapa en mano y fechas de fundación de las parroquias pueda seguir el rastro de una familia partiendo de la parroquia más reciente hacia la más antigua de acuerdo con la proximidad geográfica de estas; salvo que conozca que sus antepasados eran inmigrantes de zonas alejadas a la parroquia que se investiga.

Así por ejemplo, para una persona que nació en San Isidro de Puriscal en 1924, se debe buscar su bautizo en esta parroquia (fundada en 1920), pero para sus padres, posiblemente deberá recurrir a la de Santiago de Puriscal (fundada en 1860); asimismo, para sus abuelos es posible que ya aparezcan en Pacaca (hoy Ciudad Colón, cuyos registros se conservan a partir de 1767 aunque su fundación es remota), Desamparados (fundada en 1825) o San José (fundada en 1739), que serían las parroquias más próximas, en ese orden.

Asimismo, a la hora de avanzar más, posiblemente deberá investigar en Heredia (fundada en 1727) o Cartago (fundada en 1561 y parroquia principal por más de tres siglos).

Aunque los ejemplos que se darán, invariablemente, se refieren a Costa Rica, el sistema para seguir la investigación es básicamente la misma en cualquier localidad hispanoamericana (solo que en cada caso habrá que conocer la división geográfica y las fechas de fundación de las parroquias).

Por supuesto, el avance dependerá de la calidad de las fuentes con que contemos, y en algunos lugares, por desastres naturales o los avatares humanos, se han perdido irremediablemente las fuentes primarias.       

            


 

 

 

Algunos consejos prácticos

 

1. Entreviste a sus ascendientes más próximos (padres o abuelos), o a los parientes de estos (tíos, tíos abuelos, primos, etc.), y llene un cuadro genealógico con la información que la tradición oral ha conservado o con la documentación que custodia la familia (obituarios, cédulas de identidad, constancias de bautismo, fotografías, recortes de periódico, álbumes familiares, invitaciones, recordatorios, etc.).

 

Una vez que ha completado el cuadro genealógico de la persona que ha investigado puedo elaborar uno para cada tatarabuelo del genealogiado y así sucesivamente.

 

Tome la tradición oral (historias o leyendas familiares) como un punto de partida que deberá confrontar con la documentación oficial. Nunca la considere una verdad a priori, pero tampoco la descarte ad portas.

 

2. Fíjese una meta u objetivo; esto le facilitará llevar un orden. Investigará solo su apellido paterno y sus ascendientes (tomando en cuenta solo al antepasado directo y su esposa), o será el materno (en el que se puede hacer lo mismo; es decir, solo considerar el antepasado directo que llevaba su apellido materno y su esposa). También se puede hacer lo mismo que se ha dicho para la rama paterna o materna, pero agregando todos los descendientes de esos antepasados; o sea, tíos, hermanos, sobrinos, etc. ¿Rastreará todos sus ascendientes; es decir, la totalidad de sus antepasados? Si es así, es recomendable llevar un orden también pues son muchas ramas; de tal manera que cuando no pueda avanzar en una rama puede trasladarse a otra.

 

En fin, hay muchas posibilidades; recuerde que –en teoría– tenemos 4 abuelos, 8 bisabuelos, 16 tatarabuelos, 32 cuartos abuelos, 64 quintos abuelos, 128 sextos abuelos, 256 sétimos abuelos, 512 octavos abuelos, 1.024 novenos abuelos, 2.048 décimos abuelos, 4.096 undécimos abuelos, 8.192 duodécimos abuelos, 16.384 decimoterceros abuelos, 32.768 decimocuartos abuelos, 65.536 decimoquintos abuelos, 131.072 decimosextos abuelos, 262.144 decimosétimos abuelos, 524.288 decimoctavos abuelos, 1.048.576 decimonovenos abuelos...

 

3. Anote cualquier información referente a los parientes (sea de fuentes documentales o tradición oral) pues esto puede ayudar a resolver algún dato acerca de sus propios antepasados. En mi experiencia, he resuelto casos referidos a mi propia familia investigando parientes cercanos o lejanos de mis antepasados directos.

 

4. Revise la bibliografía existente sobre familias que ya han sido estudiadas, antes de empezar su investigación. Si la suya ha sido estudiada antes, debe tomar este trabajo como un punto de partida y referencia que deberá ser sometido a comprobación (sobre todo si son estudios muy antiguos que no incluyen las fuentes de donde salió la información que se reseña); también pregunte entre sus parientes si hubo alguien antes que se hubiera interesado por la genealogía familiar.

 

5. Siga un orden cronológico retrospectivo cuando comience. De lo más reciente a lo más antiguo. Haga lo mismo con las fuentes. Puede empezar en el Registro Civil (1888 a la fecha), pude pasar a los archivos parroquiales de los pueblos (a veces puede empezar con estos), finalmente están el Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel y el Archivo Nacional de Costa Rica (ambos guardan información desde el siglo XVI a 1930-1940, a veces más, a veces menos). En el caso de la información del archivo arquidiocesano, recuerde que gran parte de él está en línea en el sitio Family Search.

 

Esto salvo que su interés sean los descendientes de una persona a quien usted ya tiene localizada y sobre quien no investigará su ascendencia.

 

6. Lleve un cuaderno u hojas con mucho orden y nunca olvide anotar la fuente de donde tomó el dato que encontró (la referencia del documento que consultó y el archivo en que lo revisó). Así, cualquiera que consulte su investigación –usted mismo– podrá ir al documento por si desea confirmar alguna información.

 

Los primeros datos que debe buscar y anotar son lugar y fecha de nacimiento, lugar y fecha de bautismo, lugar y fecha de matrimonio, lugar y fecha de defunción, lugar y fecha de confirma –para solucionar filiaciones no es tan rica como las otras– y lo mismo para los hijos del matrimonio que investiga, si es que busca a la familia completa.

 

Cuando termine esta parte de las partidas sacramentales básicas, puede pasar a otras fuentes, como testamentos, mortuales, pleitos judiciales, etc.

 

7. Publique su trabajo e incluya las fuentes (documentales y bibliográficas) reseñadas con exactitud y mucho cuidado. Muchas genealogías se quedan descansando en la gaveta de algún escritorio.

 

8. Proponga hipótesis razonables -cuando hay dudas sobre alguna filiación- según las fuentes a su disposición (método deductivo), pero siempre trátelas como tales y nunca como hechos comprobados. Nunca deseche la información que, en apariencia, no es útil.

 

9. Si ha superado varios meses de trabajo y aún mantiene su interés y trabajo, considere la posibilidad de afiliarse a alguna de las dos agrupaciones de genealogía del país. La Asociación de Genealogía e Historia de Costa Rica –Asogehi–(visite el sitio https://sites.google.com/site/asogehi/home), cuya presidenta actual es Brunilda Hilje Quirós ( Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Usted necesita tener Javascript activado para poder verla. ) o a la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas (vea el sitio web http://www.genealogia.or.cr/). Estas agrupaciones o sus miembros, pueden ayudarle en su investigación pues cuentan con mucha experiencia en estudios de este tipo.